¿Metemos en la cárcel a los manteros y soltamos algunos maltratadores? Somos el país de la Unión Europea con mayor porcentaje de presos en relación a la población, 150 reclusos por cada 100.000 habitantes, frente a los 90 de media europea, y durante la última década hemos incrementado en un 50% nuestra población reclusa, que se ha duplicado si tomamos como referencia el año 1990. En total, 66.809 personas están actualmente privadas de libertad, según datos facilitados por Instituciones Penitenciarias en las 79 cárceles del país.
Tenemos el mayor número de mujeres entre rejas, el 8% del total de internos, frente al 4,7% de media europea.
“La superpoblación de las cárceles españolas es paradójica cuando tenemos una de las tasas de criminalidad más bajas de toda Europa Occidental, y mucho menor aún en los delitos más graves, los que se cometen contra las personas”, dice José Luís Díez Ripollés, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Málaga y director del Instituto Andaluz de Criminología.
Las prisiones españolas en cifras:
- 66.809 personas (en otro punto la fuente da otra cifra un poco menor) estaban privadas de libertad a 1 de noviembre pasado. El 92% son hombres y el 8% mujeres. Además, un 76% son peanados y el 24%, presos preventivos.
- 20.953 reclusos cumplen condena por delitos contra el patrimonio (robos, hurtos). El segundo lugar lo ocupan los condenados por un delito contra la salud pública (tráfico de drogas), que suman 13.444.
- 22.447 presos son extranjeros, lo que representa un 35% de la población penitenciaria. Los marroquies son el colectivo más numeroso, con el 20%.
- 16.055 internos, el 39%, cumple condenas de entre 3 y 8 años de reclusión, las más numerosas. Les siguen las penas de entre 6 meses y 3 años, que representan el 37%.
Extractos de la entrevista a Mercedes Gallizo, Directora General de Instituciones Penitenciarias:
- “El problema no es que entre más gente, sino que sale menos y las estancias son más largas. Esto se debe, en parte, a la reforma penal de 2003, que hace más dificil lograr la libertad condicional. Le pongo un ejemplo: desde entonces se exige el pago de la responsabilidad civil al condenado, y si éste ha sido declarado insolvente sólo podrá hacerlo si trabaja, pero no puede hacerlo porque no le permitimos salir a la calle. Esto es un contrasentido. Tambien ha influido la supresión de las redenciones en el Código Penal de 1995 y, además, se han penalizado conductas que antes no eran delito, como la violencia de género. No digo que esto sea malo, pero lo que nos falta en España es entender que en casos de condenas leves éstas se pueden cumplir con más eficacia en régimen abierto y con trabajos en beneficio de la comunidad. Tenemos en marcha un plan para construir 18 nuevos centros y 32 de inserción hasta 2012, pero si el crecimiento de la población reclusa no para, cuando lleguemos a esa fecha tendremos que empezar un plan nuevo, y eso es una locura, no podemos llenar España de cárceles.”
- “A la cárcel debe ir la persona que supone un riesgo para la sociedad, que ha cometido un delito de cierta entidad, y el resto debería cumplir en régimen abierto. La prisión no es la expresión de la venganza de la sociedad. Para que la prisión cumpla su función no debe sólo proteger a la sociedad del delincuente, sino cumplir una función rehabilitadora.”
- “Hay una presión tan fuerte de los medios de comunicación, sobre todo en noticias de sucesos, que los responsables políticos dan respuesta a lo que la gente reclama según la indignación que le genera lo que ve en los telediarios.”
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El 37% de las condenas oscilan entre los 6 meses y los 3 años de reclusión; el 39%, entre los 3 y los 8 años; el 18%, entre los 8 y 15 años; un 4%, entre 15 y 20, y tan sólo el 2% restante arrastra las condenas más duras, de entre 20 y 30 años, el máximo establecido en la ley.
Las medidas alternativas a la prisión son aún muy escasas. Durante el tercer trimestre de este año tan sólo 3.085 presos están pagando su delito con penas de trabajo en beneficio de la comunidad. A esa misma fecha sólo 110 reclusos cumplen sus condenas en prisión atenuada bajo control telemático. En otros países como Francia y Reino Unido, hay más internos en régimen abierto que cerrado.
“No hemos desarrollado penas alternativas, como la de días de multa, porque los jueces no se las han tomado en serio por falta de tiempo o de medios, y las penas de trabajos en beneficio de la comunidad o las privativas de derecho (inhabilitaciones) estan infrautilizadas”, dice José Luís Ripollés, catedrático de Derecho Penal.
De los 66.448 presos un 91,7% son hombres y el 8,3%, mujeres. Un porcentaje que en el caso de extranjeras se eleva hasta el 9,36%. “El alto número de mujeres en las cárceles españolas está relacionado con el incremento del tráfico de drogas, un tipo de delito en el que las mujeres son utilizadas como correos. De hecho, la mayoría de la droga que llega desde Colombia la traen las mujeres”, explica Luis Rodriguez Ramos, catedrático de Derecho Penal. Por nacionalidades, uno de cada cinco presos es marroquí. A considerable distancia le siguen los nacionales de Colombia, que representan el 7,7%.
Si consideramos a la población reclusa española por edad, la mayoría se sitúa entre 31 y 40 años (37%), seguidos de los comprendidos entre los 41 y los 60, que representan el 25%. El menor porcentaje, el 13%, se da entre los más jóvenes, con edades entre 18 y 20 años, que representan tan sólo el 1,22% de los reclusos españoles.
Fuente: Extractos de un artículo publicado en TIEMPO, 21/12/2007.