Los viejos SMS son el único servicio que sigue subiendo de precio. Hay una razón.

La telefonía móvil es un servicio cada vez más barato. Cientos de minutos y gigas, si es que no son ilimitados, vienen incluidos en tarifas ofrecidas por multitud de operadoras que cuestan poco más que una entrada de cine. Los consumidores se han acostumbrado a ver la misma cifra en su factura cada mes, independientemente de la cantidad de llamadas o lo mucho que usen los datos móviles.