Acaban de convalidarse las enmiendas procedentes del Senado que han servido para aprobar la Ley de Economía Sostenible en una sesión plenaria del Congreso. Precedida de una moción sobre el abandono escolar prematuro, quizás como ironía, su apéndice más famoso, la 'ley Sinde', con ligeras modificaciones, también ha pasado la prueba.
Hoy, somos menos libres que ayer gracias al acuerdo entre los grandes partidos fundamentalmente: 323 votos a favor, 19 en contra de PNV, ERC, BNG, IU-ICV, UPyD y CC, y una abstención. Esta votación ha llegado casualmente tras las protestas ocurridas durante la celebración de la Gala de los Goya. Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, pasará a la historia como la persona que encabezó un desastre normativo que da la espalda al mundo digital y que intenta eternizar, con una norma también obsoleta, los privilegios de unos pocos. La 'Ley Sinde' fue aprobada esta noche, no hubo sorpresas.
Al juez que deba validar el cierre le estará vedado analizar el fondo del asunto, esto es, la vulneración de derechos de propiedad intelectual o la posibilidad de producir un perjuicio patrimonial por parte de la página web cuya clausura se solicite. La 'ley Sinde' crea un "agujero libre de jueces" donde la decisión la toma una comisión administrativa nombrada por el gobierno, para evitar lo que hasta el momento venía ocurriendo: que los jueces no daban la razón a las reclamaciones de la industria de los contenidos.
Estas medidas prevén el bloqueo o cierre en un corto espacio de tiempo (10 días como máximo) de sitios web que faciliten las descargas de material protegido por derechos de autor. "A lo mejor para el verano podemos empezar a aplicar los primeros casos", señaló tras aprobarse en el Senado, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. La misma que no escuchó ni a los suyos.