Cuando se dice que es necesario proteger la neutralidad de la red, la mayoría de la gente piensa en la posibilidad de que algún día las operadoras empiecen a filtrar el tráfico según sus intereses comerciales. Pero la injerencia de los ISP en el contenido que envían o reciben sus clientes no es nueva. En este artículo recopilamos cuatro prácticas empleadas por las compañías españolas mediante las que se analiza y modifica de forma activa el tráfico de los clientes.
No se trata de especulaciones sobre lo que las operadoras pueden hacer en el futuro si no se les ponen límites, sino de problemas reales que los internautas españoles han sufrido en sus carnes en los últimos años. En mayor o menor medida, hemos aprendido a convivir con estas prácticas y el verdadero peligro es que muchos empiezan a considerarlas normales.
DNS hijacking
El DNS hijacking consiste en alterar el funcionamiento del protocolo DNS, encargado de resolver los nombres de dominio en su correspondiente IP. Los servidores DNS preconfigurados por la operadora, modifican la respuesta para los dominios que no existen y redirigen la petición del usuario a un buscador dentro de la red de la operadora.
Lo presentan como una mejora para facilitar la navegación del usuario, pero el sistema está ideado para que la operadora obtenga una nueva fuente de ingresos a partir de las impresiones publicitarias que ve el usuario.
El primero en recurrir a esta práctica fue Yacom. También la emplea Jazztel (aunque ofrece una DNS limpia como alternativa). Ono es el último en implementarlo.
Afortunadamente es bastante sencillo evitar esta injerencia. Simplemente hay que descartar el DNS oficial que proporciona la operadora y utilizar otro de los muchos servidores DNS disponibles en la red.
Proxy caché
A principios del 2003, Telefónica activó sin avisar, un sistema que intercepta de forma transparente el tráfico HTTP de sus clientes y cachea el contenido al que acceden con más frecuencia. Según Telefónica, el llamado proxy-cache acelera la navegación, puesto que al entrar a una web, el contenido se sirve desde la red interna de la operadora y no desde el servidor real situado en Internet. El sistema también beneficia a la operadora, ya que al no salir el tráfico de su red, esta se ahorra el coste de intercambiarlo en los puntos neutros y carriers.
La realidad es que los problemas que acarreaba el proxy-caché eran mayores que las supuestas ventajas que proporcionaba. Al servir contenidos cacheados, el usuario veía una versión de una web que con frecuencia tenía contenido desactualizado. Lo peor era que para saltarse el proxy cache había que hacer todo tipo de peripecias técnicas, tanto por parte de las webs que no querían que el proxy caché las cacheara, como por parte de los usuarios que querían acceder al servidor real.
Un sistema parecido siguen utilizando algunas operadoras móviles. En concreto, Yoigo hasta hace poco (desconozco si esto continúa así) filtraba al vuelo el HTML de las webs visitadas y recomprimía las imágenes, supuestamente para ahorrar consumo de tráfico al usuario.
Capado P2P
La limitación de velocidad al tráfico P2P que Ono impuso en buena parte de sus nodos, exasperó a sus clientes durante varios años. La velocidad de cualquier los programas P2P estaba muy por debajo de la velocidad normal que marcaban los test de velocidad. Lo peor de todo este asunto fue la falta de transparencia de Ono, que nunca informó de esta limitación (las operadoras de móvil que capan el P2P actualmente, por lo menos avisan).
Cuando las evidencias empezaron a perjudicar la imagen de la compañía, esta reconoció que "priorizaba" otros servicios por encima del P2P, justificando que lo hacía para garantizar el servicio.
Bloqueo del tráfico VoIP
El bloqueo del tráfico de Voz sobre IP es la práctica favorita de las operadoras móviles. Movistar, Vodafone, Yoigo y Simyo prohíben expresamente al cliente de sus tarifas de internet móvil utilizar programas VoIP, como Skype. La razón no es otra que obligarle a pagar las tarifas de voz convencionales, con precios mucho más altos.