Es cuestión de meses que los organismos que asignan las direcciones IP se queden sin bloques disponibles que otorgar. Sin necesidad de ser catastrofistas, hay una necesidad real de que las organizaciones y sobre todo los proveedores de Internet empiecen a implantar IPv6. Pero ¿qué ocurrirá realmente cuando todas las IP's actuales estén en uso? En este artículo te contamos la sucesión de acontecimientos que se prevén una vez los Registros Regionales de Internet no tengan más bloques que asignar.
¿Cómo se asignan las IP?
El proceso seguido para asignar direcciones IP está claramente estamentado. Cuando un proveedor de servicios necesita ampliar el número de direcciones disponibles para darlas a sus clientes porque se le agotan, las solicita al organismo territorial que le corresponda según su situación geográfica, llamados Registros Regionales de Internet (RIR).
Hay cinco RIRs distribuidos por todo el mundo, ARIN (América del Norte), AfriNIC (África), APNIC (Ásia-Pacífico), LACNIC (América Latina y Caribe) y RIPE NCC (Europa, Oriente Medio y Asia central). A medida que los ISP van requiriendo más direcciones, los RIR necesitan pedir más al organismo global, el IANA.
Actualmente, el IANA tiene disponibles todavía aproximadamente 151 millones de direcciones IP para asignar a los RIR, pero hay un claro problema: la demanda de nuevas conexiones es de unos 200 millones anuales.
Las IP se agotarán totalmente en menos de dos años
Según las cifras que manejan en Potaroo, a este ritmo el IANA se quedará sin poder asignar más direcciones a los RIR aproximadamente en marzo de 2011, aunque éste no será el momento crítico, ya que los RIR tendrán todavía unas cuantas disponibles para que los ISP las adquieran.
El problema de verdad vendrá cuando, los RIR primero, y los operadores luego, se queden sin direcciones para poder atender a la demanda de nuevos clientes, lo que generará una situación bastante conflictiva, ya que estamos hablando de un bien que perfectamente podríamos considerar como básico en la época que vivimos. Para ello todavía falta algo más, ya que se estima que sumando las disponibles en los RIR, el total de IPs sin asignar es todavía de 430 millones, lo que da para algo menos de dos años.
Sabiendo que sin direcciones IP públicas libres el crecimiento de Internet se frenará en seco, hay que trazar algún plan de ruta que todavía no ha sido especificado, y que solvente este crecimiento insostenible para el protocolo actual. Claramente, la solución está en migrar a IPv6 pero, ¿cómo y cuándo?
La migración a IPv6 debe hacerse cuanto antes
La respuesta a la segunda pregunta es "ya", y para el cómo, todo apunta a que tendremos que ingeniárnoslas para sustentar el avance de la red mediante soluciones intermedias antes de implantar un sistema 100% IPv6.
Un periodo de entre tres y cuatro años es más o menos realista para tener una transición relativamente tranquila, aunque necesitamos ponernos manos a la obra inmediatamente.
Para ello, se deberá hacer hueco para varios centenares de millones de nuevos dispositivos que se conectarán a Internet durante este intervalo de tiempo, y es aquí donde utilizar un sistema de doble pila IP no ayuda mucho, ya que para que la electrónica funcione a la vez con ambas versiones IPv4 y IPv6 del protocolo, será necesario una relación 1:1 en direcciones para traducirlas entre sí. Es decir, el índice de utilización de IPv4 en este sentido no descenderá, aunque es un paso necesario para que todo funcione en un principio a pesar de una mayor carga de peticiones en la red para servicios como DNS (se harán dos veces, una por pila IP).
NAT a nivel de centralita para ganar tiempo
Para liberar IPs, una posible solución pasa por ampliar el ámbito de funcionamiento de NAT, totalmente extendido actualmente en las redes domésticas o empresariales para que un buen número de ordenadores salgan a Internet con una única IP pública.
La propuesta se basa en dar el control de NAT al operador, agrupando un número de IPs públicas actuales en una única. Por ejemplo, sumando a todos los usuarios de una zona que se conectan a una central ADSL bajo un mismo enlace troncal. Esto ya se hace a nivel de tráfico, pero la diferencia radica en que de cara a Internet, todos los clientes tendrían la misma dirección IP pública del enlace troncal, y el operador iría asignando direcciones privadas a los router domésticos.
Este proceso, aunque a priori puede funcionar para desatascar un poco el sistema y liberar un buen número de valiosas IP públicas, tiene un límite.
NAT funciona traduciendo direcciones de transporte privadas (IP privada + puerto) por direcciones de transporte públicas (IP pública + puerto) y viceversa, pero el número de puertos se limita a 65536 . Si se implanta este proceso, cuando sumando todos los clientes del mismo segmento se tengan abiertas en total 65536 conexiones (web, FTP, streaming, P2P…), la próxima no podrá ser cursada hasta que una se libere. De hecho, son algunas menos, ya que varios puertos ya están reservados para servicios concretos y no pueden usarse para propósitos generales.
Otro detalle a destacar es la necesidad de cambiar mucha de la electrónica actual, que sólamente puede trabajar con IPv4 y que, en el mejor de los casos, se podrá reprogramar para trabajar con IPv6. Los que no puedan hacerlo, tendrán que ser reemplazados, con el coste asociado para los operadores, empresas y particulares.
En general, no sería de extrañar que el coste de la inversión para adaptar las redes repercutiese en el precio final de las conexiones domésticas y, si agregamos que cada vez disponer de una IP pública será más caro por el simple funcionamiento oferta/demanda del mercado (incluyendo posibles especulaciones con direcciones IPv4), el precio todavía podría subir más.
Por lo tanto, estamos ante un panorama bastante interesante para la red de redes en los próximos meses, donde el crecimiento que está experimentando se puede ver frenado por no haber realizado una transición tecnológica a tiempo en el protocolo de direccionamiento.