Según se desprende de una tesis final del Master in Science in Telecommunication Engineering & Management impartido por la Universidad Politècnica de Catalunya, ningún operador alternativo invertirá en desplegar una red de fibra, incluso en áreas que a priori son más interesantes económicamente como la de Barcelona de cara a dar servicio a la creciente demanda de ancho de banda.
El estudio, realizado por Albert Domingo Vilar, analiza varios escenarios de implantación de una red de fibra por parte de un operador alternativo a Telefónica, teniendo en cuenta todos los aspectos que se han de tener en cuenta para hacer la inversión: el precio de alquiler de los conductos y posibles obras civiles para instalaciones nuevas en caso de que los conductos estén ocupados, despliegues de fachada e interior, materiales, dispositivos ópticos, instalación, área cubierta, etcétera.
Conectar un hogar a una red de fibra cuesta de media 300€
Para ello, se basa en la normativa de la CMT que obliga a Telefónica a alquilar sus conductos para que los demás tiendan sus redes sin tener que abrir las calles más veces de lo necesario, y presenta varios escenarios de despliegues y penetración de la fibra en el mercado (grado de optimismo alto, medio o bajo).
Sabiendo que el coste medio de conectar a una red de fibra es de unos 300€, se describen hasta ocho modelos distintos de planificación de la red. El más conservador es el que empieza en pequeñas zonas con 10 millones de euros iniciales para luego ir expandiendo la cobertura hasta un 39% de los hogares barceloneses en 20 años. Éste es el que proporciona una recuperación de la inversión más rápida (2 o 3 años), pero se concluye que pese a ser el mejor económicamente, es bastante irreal porque pasados los 20 años cuando se quiera expandir a otras zonas, ya estarán cubiertas por el operador mayoritario u otros alternativos que hayan trabajado más rápidamente.
En el otro extremo, si la empresa realiza un despliegue más agresivo para llegar al 90% de los hogares en 5 años, se ha de invertir 300 millones de euros inicialmente, consiguiendo beneficios más allá de los 20 años. Quizás, demasiado riesgo.
Entre medias, se sitúan otros seis modelos más moderados, aunque se indica que si se quisiera tener una cuota de mercado del 15% en menos de diez años, se deberían cubrir el 40% de las casas en los primeros cinco años, y esperar entre 15 y 20 para recuperar la inversión.
La mayoría de los gastos son los alquileres de conductos
Como colofón, el autor indica que incluso suponiendo que estuviésemos en una época económica buena, ningún operador alternativo estaría dispuesto a invertir en una red de nueva generación, debido a su alto coste de inversión, riesgo y previsiones de obtener beneficios muy a largo plazo.
Atribuye parte del problema a regulación actual, que desde su punto de vista no ayuda a que empresas alternativas se lancen al ruedo de la fibra, a pesar de facilitar previo pago de alquiler el acceso a los conductos propiedad de Telefónica. Y es que, como vemos en la gráfica siguiente, el porcentaje que suponen los alquileres de conductos respecto al total de costes operativos a medida que pasa el tiempo va aumentando hasta casi un 90% con un plan a 20 años.