Francamente bueno el artículo de elconfidencial.com sobre la Sociedad General de Autores y Editores. De los 66.000 socios que conforman la entidad, tan sólo una minoría tiene derecho a voto en las elecciones, y aún son menos los que pueden presentar candidatura. Este derecho depende de los derechos de autor que un socio sea capaz de generar, por lo que miles de modestos artistas nunca lograrán ir a las urnas. Una clase alta dirige a los demás que hasta que no salgan del ostracismo, no podrán decidir. "La mayoría nos sentimos abandonados por la sociedad que dice velar por nuestros intereses, y que además no nos deja participar", señala Marcos Navarro, músico y socio de la SGAE.
"Hay mucha gente que no habla por miedo", aseguró Navarro, quien agregó que aquellos que cuestionan las prácticas de la dirección son expedientados. "La oposición dentro de la SGAE es clandestina, nadie se atreve a ir a las asambleas a quejarse", apuntó otro socio que prefirió mantenerse en el anonimato.
También hay declaraciones de Julio Alonso, de Merodeando, al hilo de su caso. "La SGAE trata de que se convierta en un escarmiento para el resto, que se genere la sensación de que quien escribe sobre ellos se puede buscar un problema", señaló Alonso, quien advirtió que esto puede causar "una peligrosa autocensura". Acudirá ante el juez en abril y espera que su caso sirva para que otros no se "amedrenten".
El artículo en cuestión: Rebelión en la SGAE